Por Eugenio Zamora
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Como todos saben, el aval para que semana con semana un servidor pueda expresar libremente su opinión a través de diversos temas coyunturales al análisis del entorno sociopolítico y económico de Mexico y el mundo, es sin duda el derecho irrenunciable e inalienable a la libertad de expresión. Sin embargo, desde que Andrés Manuel López Obrador se convirtió en Presidente Electo surgieron muchas dudas respecto a este tema y en base a la conducta constante de intolerancia que había demostrado a lo largo de su trayectoria política ¿López Obrador respetara a sus críticos? ¿Seguirá habiendo libertad de expresión? ¿Se podrá seguir criticando al poder? ¿Mexico regresara a las épocas de censura al estilo del viejo régimen priista? ¿Qué es la libertad de expresión para López Obrador?. Hoy, a 18 meses y 15 días de gobierno se resolvieron todas esas dudas -y mas-.
Primero que nada, hay que partir desde la base de este tema ¿Qué garantiza mi derecho a la libertad de expresión? Bueno, este derecho se consagra en el articulo 6to de nuestra Carta Magna; así es, nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual establece textualmente que “La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley...”. Ahora bien ¿Esto de verdad se cumple?
Bueno, para responder esa pregunta y no irnos tan lejos podemos voltear a ver la mas reciente cortina de humo del presidente de la republica: el documento del Bloque Opositor Amplio (BOA), un documento del cual el presidente expresamente reconoció que desconoce su origen, validez y veracidad -una Fake News por semántica- y que hace constar un frente conformado por diversas figuras publicas y políticas con el fin de quitarle la mayoría a MORENA en el poder legislativo para las elecciones intermedias de 2021 y posteriormente revocarle el mandato al Presidente a través de la consulta del 2022.
¿Qué tiene que ver esto? Bueno, que dicho bloque lo conforman figuras como gobernadores y legisladores de partidos de oposición, funcionarios de órganos desconcentrados, expresidentes y... Periodistas, entre los que destacan nombres como Carlos Loret de Mola, Leo Zuckerman, Ciro Gómez Leyva, Víctor Trujillo ‘Brozo’, etc. Y el detalle aquí es que ¡Caray! Esta necedad de polarizar a la población colocando a la gente de un extremo u otro esta lejos de ser respeto a la libertad de expresión; porque por el simpe hecho de que, a través de sus respectivos medios, critiquen algunas medidas, decisiones, declaraciones o posturas que adopte el titular del ejecutivo no los vuelve opositores al régimen o a la supuesta transformación, simplemente los vuelve personas que, en pleno y mero ejercicio de su profesión, cuestionan al poder, lo cual, me parece, es lo que debe hacer cualquier ciudadano responsable; pero, lejos de entenderse de esa manera, desde las conferencias matutinas se somete día a día a esos periodistas a la “inquisición social” por las opiniones que expresan. Y no tengo que recordarles que eso trasgrede desvergonzadamente el articulo anteriormente citado.
Ahora bien, con todo lo anteriormente expuesto ¿Realmente el presidente de la republica respeta la libertad? Bueno, el problema radica en que, desde el poder, han confundido lo que significa respetar la libertad de expresión; porque el argumento usado con mayor frecuencia para defender esa postura es que “Ya no matan a los periodistas como antes” ¡Bueno, hombre! Si se cree que “respetar la libertad de expresión” significa “no matar” a quienes opinan pues, bueno, desde ahí ya vamos mal.
Porque respetar la libertad de expresión va mucho mas allá del “no matar” a los periodistas; respetar a la libertad de expresión es no calificarlos peyorativamente cuando digan algo que no te guste o convenga; no tildarlos de conservadores, fifís, mafia del poder, neoliberales, rapaces, moralmente derrotados, hambrientos, etc.
Porque, no hay que olvidar que la libertad de expresión es el punto de quiebre que puede marcar el principio o el fin de una democracia.
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