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Veracruz: Investidura del ejecutivo estatal

Foto del escritor: Eugenio ZamoraEugenio Zamora

Por Eugenio Zamora

Hace ya varias semanas que no tocamos el tema del estado que dio nombre, en primera instancia, a este espacio: Veracruz. Sin embargo, hoy, con la crisis política y sanitaria que vive el estado, es un buen momento para explicar ¿Qué está pasando en Veracruz?

Veracruz de Ignacio de la Llave (nombre oficial) es un estado expresamente ‘grillo’ como decimos en la jerga popular mexicana; un estado que, a lo largo de sus sexenios, ha tenido a grandes políticos jefaturando su poder ejecutivo, los cuales le han dado realce a la honorable investidura que viene implícita en un gran cargo: El ser Gobernador del Estado de Veracruz.

Y sé que, como yo, a muchos veracruzanos que están leyendo este articulo se les ‘enchina la piel’ cuando leen lo escrito en negritas, principalmente la gente adulta, pues son personas que crecieron apreciando el porte de don Rafael Hernández Ochoa, Fernando Gutiérrez Barrios, Patricio Chirinos o Miguel Alemán; funcionarios respetados y respetables que ejercían con aquella frase que tanto pronunciaba mi abuelo, don Humberto Zamora Loyo: “El poder se ejerce, no se comparte...”

Sin embargo, a los jóvenes de hoy en día no les significa ya nada el ver, escuchar o nombrar al gobernador del estado, pues esa investidura ha quedado fracturada; y no desde 2018, hay que aclararlo, sino desde algunos gobiernos atrás. Primero, con Fidel Herrera Beltrán, con ese estilo populachero tan característico se sacrificó la imagen de la investidura pero dentro de los limites permisibles, pues en el estado se hacia lo que el gobernador decía; luego, con Javier Duarte de Ochoa, la imagen del mandatario quedó manchada por los múltiples escándalos de corrupción y falta de sentido social que incluso trascendió los límites geográficos del estado; de ahí, con Miguel Ángel Yunes Linares se trató de recuperar pero 2 años no bastan. Pero hoy, con Cuitláhuac García Jiménez, se ha borrado cualquier rastro de respeto e imponencia que algún día representó su cargo.

Y no, no es por su oratoria digna de una exposición de secundaria, ni por viajar en autobús, ni por su porte de maestro de ceremonias en asamblea de primaria, ni por haberse pintado de catrín el día de muertos junto al secretario de Gobierno; no, va mucho más allá de eso. Es el estado de ingobernabilidad que sufre la entidad, es su increíble falta de oficio político, es su diminuto Tamayo frente a los grandes problemas de carácter socioeconómico que enfrenta el estado, es su sumisión frente al poder ejecutivo federal; y no, no espero que se ponga al ‘con Sansón a las patadas’, simplemente que represente el orgullo de los veracruzanos con dignidad, que no se agache ante los dedazos del Presidente de la Republica y levante la voz en contra de todo lo que atente contra la soberanía de nuestro pueblo; porque hoy, hoy con todo el dolor en mi orgullo como xalapeño y veracruzano les digo que ya no existe el gobernador del estado (así, con minúsculas, porque ni siquiera se han ganado el derecho a que su cargo sea escrito con la inicial en mayúscula). Así como en El Salvador solo existen 2 niveles de gobierno (el federal y el municipal), así vivimos hoy la política los veracruzanos; porque en nuestro estado que algún día fuese “granero y yunque de la nación” como dijo don Agustín Acosta Lagunes, hoy es gobernado por el Presidente de la Republica, el cual hace y deshace en el estado como si fuese suyo y sin que nadie le diga nada, porque ni siquiera división de poderes hay; con una Fiscal del esado impuesta por el ejecutivo y un Congreso controlado por el partido en el poder.

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